Las cosas buenas están siempre a nuestro alrededor.

Salía en aquella tarde del miércoles 27 de Marzo desde el lugar donde trabajo, luego de un día bullicioso por el sonido constante de las impresoras de punto que hay en la oficina, un poco inquietantes desde el principio pero luego terminas acostumbrándote a ello.

Caminaba por la avenida de los estudiantes, con rumbo a la casa, de repente, se me vino a la mente, que tenía una cita con la tijera y las máquinas de la peluquera, que mensualmente me brinda sus servicios, entonces mi ruta tubo un giro de 45 grados, emprendi mi viaje a la cita pendiente, el lugar queda cerca de donde laboro, diría que a unos cinco minutos a pie, como máximo. Caminando empeze a pensar, porque la verdad es que la mente humana es una máquina mágica para convertir los segundos en minutos y estos en horas, literalmente hablando claro está. Caramba! Y se metió la Semana Santa, es sin duda alguna el tiempo para meditar, reflexionar; me decía en mi pensar. De repente, me hallé de frente a una puerta con marco de Alumino donde encajaban vidrios transparentes, y había llegado a mi destino. Crucé aquella puerta, y me percate de un asiento libre para mi, estaba en una posición panorámica, donde pude divisar los diferentes ángulos del recinto, a mi derecha estaba un señor con sus dos hijos, a mi izquierda estaba una joven hermosa, sonriente y cabizbaja, me detuve a mirarla un poco, a contemplar tal belleza, tal ternura, entonces le dije: Buenas noches preciosa, y volteose a mirarme, y sonriendo me contesta: buenas noches, en ese momento, sonaron diferentes melodías musicales, y los que allí estaban, incluyéndome, nos reímos, eran los tonos de los celulares, pude en ese instante, a pesar de mi tristeza, notar la atmósfera de alegría que se percibía, y cada quien atendió su llamada. Cabe decir que el mío nunca sonó. Luego de haber dejado un poco de pelo en la peluquería. Salí rumbo para la casa, y cuando llegué, lo primero que empuñé fue un papel y lápiz y he aquí mi escrito.

A veces nos ausentamos tanto, que nos perdemos de grandes cosas en el instante, y teniéndolo todo a tu alrededor.

Atentamente,

Tomas Albeiro

Publicar un comentario

0 Comentarios