SANTOS: Cero y van tres.

Para el año 2010, nosotros los colombianos, decidíamos en las urnas electorales el destino de nuestro país, había diversas opiniones, muy respetables por cierto. Para ese momento, opté por acompañar junto con un puñado de compatriotas, al Doctor Antanas. Lo hicimos por convicción, no por opinión.
Lo bueno de la democracia, es eso, la libertad de elegir, algo que te ganas por derecho.
Santos salió victorioso, con una maquinaria arrolladora, y con un discurso admirable, lo admito. Y sobre todo una ilusión por su agenda de trabajo, que en parte se reflejaban cosas buenas. Pero lo cierto es que con la lengua cualquier ciudadano puede hacer infinidades de cosas, pero la labor más ardua es la de llevar en práctica lo que hablas.
Primer año de Gobierno:
Riñas con el expresidente Álvaro Uribe Vélez, el líder más querido y más odiado de Colombia, las paradojas de la vida: querido y odiado. La falta de capacidad gerencial del actual presidente, ha hecho que el expresidente sea tan aclamado y extrañado, e incluso por aquellos que les odia. Es acá donde me sorprendo y me detengo un poco a pensar. Posterior a ello, caigo en el entendimiento mismo de tal sentimiento. Y empiezo a pegarle duro a la matemática; quienes le aman son mayoría y quienes le odia son minoría. Por este último no se puede hechar a perder del todo al primero. Si tus objetivos no son personales, entonces buscarás obrar de manera colectiva sin importar tu sentimiento individual (llámese amor u odio).
Llega el segundo año de gobierno:
Más peleas, nuestro presidente se pasaba otro periodo más en blanco, nada de obras viales, nada de leyes, nada de nada, sólo más cupos para familias en acción, más asistencialismo para nuestra patria. Estos programas solo reflejan la impotencia administrativa del gobierno de generar cupos de empleos para sus habitantes, y por ende se refugian a asistirlos, entregándole las dádivas del país. Para ocultar su incompetencia administrativa y legislativa.
Tercer año de mandato del Presidente SANTOS:
A puertas de la enfermedad que padecen en la gran mayoría de los presidentes y demás funcionarios públicos, la REELECCIÓN, ahora es cuando quiere arrancar a ejecutar lo que sea, se le disparó el gatillo de la ejecutoriana, que casualidad no!
Me hace recordar sobre un hecho donde en una campaña política, hubo un Candidato que se dirigió a su público y les decía que les iba a mandar hacer de todo, hasta un puente le iba a construir, cuando de repente una voz sobresale de la multitud diciéndole al político "señor: para que puente? Si nosotros no tenemos río" y el hombre le respondió: " también les pongo un río" ...(.....) Bueno así está ahora nuestro mandatario. La reelección debería ser cada seis meses, así aprovecharíamos que la ejecutoriano se dispara.
Que quiere arrancar pero nada que ha podido, cero y van tres!

Publicar un comentario

0 Comentarios